💎 ESTRES, Cavernas y Terapias Complementarias
En si mismo el estrés no es, por definición, algo malo, se trata simplemente de una preparación automática del organismo poniendo en acción el mecanismo de huida, ataque o defensa. Cuando estamos frente a una señal de peligro las reacciones en nuestro cuerpo se desencadenan: descarga de adrenalina y otras hormonas, la respiración se acelera y las pulsaciones, las ondas cerebrales también, hay más tensión muscular, sube el azúcar en sangre, la presión arterial, se detiene la digestión y la función sexual ya que la sangre va hacia las piernas y los brazos preparando la lucha o la huida. Se dilatan las pupilas.
Para el hombre primitivo, en su mundo esto era sencillo: ante el peligro se producía el alerta, lo que hoy llamamos estrés.
Este hombre primitivo huye rápidamente hacia su refugio, su caverna. Allí, seguro y protegido comienza la etapa de la relajación, los ritmos disminuyen y surge el sueño profundo que facilita el descanso y reposición de energías consumidas.
Sin embargo en nuestro mundo actual, esa señal de peligro es muchas veces difusa, vaga, casi imperceptible y rara vez podemos huir, atacar o defendernos.
Un futuro incierto, impredecible, inestabilidad económica, riesgo de desempleo, rumores de despidos, inseguridad en las ciudades…¿cómo escapar?
La señal de peligro es difícil de identificar cuando es causada por el temor profundo al constante cambio de este mundo en crisis.
Generalmente las causas puntuales del estrés actual se desconocen y sus efectos no pueden descargarse con actividad física por lo tanto el cuadro se perpetúa en el tiempo. No alcanzamos nunca el refugio de la caverna.
El desbalance hormonal sigue causando caos en el organismo. La adrenalina en constante descarga trae tensión, mal humor, irritabilidad, cambios en el apetito, el sueño y la sexualidad. Si este cuadro se prolonga en el tiempo las defensas se debilitan de tal modo que se genera un ambiente propicio para la aparición de enfermedades.
Sin olvidar ni dejar de lado los tratamientos médicos habituales y convencionales, son cada vez más los profesionales de la salud que en occidente (no es noticia ya que la medicina en oriente tiene otro enfoque histórico) recomienden a sus pacientes realizar actividades destinadas a combatir los signos del estrés, como Yoga, meditación individual o grupal, terapias energéticas complementarias como Reiki o vibracionales como la terapia floral. Son herramientas que toda la familia puede realizar y convertirlas, ¿por qué no? en esa caverna que provee refugio, calor y seguridad, en ese remanso que, luego de la agitada carrera huyendo de un enemigo invisible pero poderoso, nos cobija para devolvernos la calma, la paz y la claridad mental que dejamos en el camino.